Uno de los pilares de una administración profesional es la correcta gestión del personal y de los servicios contratados. En un country, esto incluye desde la seguridad y el mantenimiento hasta proveedores de servicios externos y personal administrativo. En el Country Club El Venado, ese control no existe o es claramente deficiente, según lo expuesto por la Comisión Revisora de Cuentas (CRC).
Un país sin fronteras administrativas
El informe revela que no hay:
- Protocolos para contratar o despedir personal
- Ficha técnica ni legajo actualizado de cada empleado
- Control de presentismo fiable
- Sistema de evaluación de desempeño
- Proceso de selección transparente para proveedores
Esto permite que se contraten personas sin experiencia, sin requisitos técnicos o incluso sin tareas asignadas de manera formal. También implica que los contratos con proveedores se basan en la informalidad, la urgencia o el vínculo personal, y no en criterios objetivos de calidad y costo.
Personal sin seguimiento, funciones sin definición
Entre las irregularidades detectadas:
- Empleados sin descripción clara de funciones
- Sueldos liquidados sin control horario ni objetivos laborales
- Ausencias no registradas
- Cargos duplicados o con tareas superpuestas
Esta situación genera ineficiencia, sobrecostos y falta de responsabilidad individual. En palabras simples: nadie sabe bien qué hace quién, y tampoco se controla si lo hace bien.
Contrataciones externas sin respaldo técnico en Venado Country Club
En cuanto a proveedores externos, se observó que:
- No se exige certificación ni referencias profesionales
- Se omite la comparación de presupuestos
- No hay contratos formales o cláusulas de cumplimiento
- Se repiten los mismos proveedores sin procesos competitivos
Este modelo deja la puerta abierta al amiguismo, a sobreprecios y a prestaciones de baja calidad. Tampoco se documenta la entrega efectiva del servicio ni se realiza seguimiento técnico posterior.
Las consecuencias concretas de esta falta de control
- Costos inflados: pagar por tareas mal ejecutadas o directamente no realizadas.
- Clima laboral negativo: por falta de supervisión, reconocimiento o equidad entre empleados.
- Falta de previsibilidad: cambios constantes de personal, decisiones improvisadas.
- Judicialización laboral: empleados sin contratos claros que luego pueden iniciar acciones legales contra el Country.
- Servicios deficientes: ya sea limpieza, seguridad o mantenimiento, la baja calidad impacta directamente en la vida de los vecinos.
¿Quién debería controlar esto (y no lo hace)?
- El Consejo Directivo debería aprobar toda nueva contratación
- El área de Tesorería debe auditar los pagos y validar la relación contractual
- Debería existir una gerencia operativa o coordinador general que supervise y evalúe desempeño
Sin estos controles, la administración se convierte en un mecanismo informal y riesgoso, donde las decisiones se toman por costumbre, intuición o conveniencia personal.
Lo que una gestión seria debe implementar
- Reglamento interno de contrataciones y relaciones laborales
- Legajos digitales completos para cada empleado
- Registro horario digital con acceso al Consejo y vecinos veedores
- Sistema de licitación mínima para contrataciones externas mayores a un monto determinado
- Evaluaciones de desempeño semestrales con consecuencias concretas
Una estructura sin controles es tierra fértil para el descontrol
No se trata de desconfiar de todos, sino de crear un sistema donde nadie esté por encima de las reglas. En El Venado, actualmente, las reglas son borrosas, opcionales o inexistentes.
Y eso es peligroso para una comunidad que mueve millones de pesos mensuales, contrata decenas de personas y depende de servicios constantes y bien prestados.
¿Cómo revertir esta situación?
- Contratar un auditor externo de recursos humanos y contrataciones
- Revisar uno por uno los contratos actuales con personal y proveedores
- Publicar trimestralmente un informe de contrataciones nuevas y vigentes
- Establecer un comité vecinal de auditoría laboral y de servicios
- Reformar el reglamento interno con cláusulas claras sobre responsabilidades, procesos y sanciones
Lo que está en juego
Cada vez que se contrata sin proceso, se abre la puerta al conflicto. Cada vez que se liquida un sueldo sin control, se pierde dinero. Y cada vez que se permite que alguien cobre sin trabajar, se les falta el respeto a todos los vecinos que sí pagan puntualmente sus expensas.
Una estructura sin procedimientos genera desigualdad, debilita la moral de los trabajadores que sí cumplen y genera un clima de impunidad administrativa.
No se trata de perseguir, sino de ordenar. Y para ordenar, hace falta un marco que todos respeten, desde el presidente del Consejo hasta el último proveedor contratado.
Un llamado a la acción
No podemos seguir aceptando contrataciones sin control, empleados sin funciones definidas y proveedores que operan sin contrato ni evaluación. El descontrol genera desigualdad, mal servicio y pérdida de recursos. Es hora de ordenar, exigir y fiscalizar.