Cuando los números no cierran, la sospecha se convierte en certeza. Y en el Country Club El Venado, las compras habituales esconden diferencias millonarias que no solo alertan sobre errores administrativos, sino que abren la puerta a maniobras deliberadas para beneficiar a terceros con el dinero de todos.

La Comisión Revisora de Cuentas (CRC) expuso múltiples casos de facturas que no coinciden con órdenes de pago, compras sin respaldo, y precios notablemente por encima del valor de mercado. Esto no es desorden: es una modalidad reiterada que perjudica directamente a cada vecino.

Caso reposeras: una diferencia de $2.631.690

Uno de los ejemplos más evidentes fue la compra de reposeras para el predio. Según el proveedor ARCA, el precio real de las unidades adquiridas fue de $4.997.360. Sin embargo, el monto registrado en RedConar fue de $7.629.050, es decir, $2.631.690 de más.

No hay comprobantes claros, no se sabe quién autorizó la diferencia ni por qué se aceptó ese monto inflado. No existe factura en el sistema que justifique la diferencia y no consta que se haya realizado una licitación para comparar presupuestos.

Intermediaciones dudosas y favoritismos encubiertos

Uno de los nombres que se repite en este tipo de operaciones es el de David Encinas, empleado que aparece como responsable de haber licitado proveedores para esta y otras compras, sin tener facultades ni documentación que respalde esa designación.

Este tipo de «intermediación informal» facilita maniobras discrecionales donde se elude todo control. No se sabe cuántas propuestas se recibieron, bajo qué criterios se eligió proveedor ni si hubo conflicto de interés.

Facturas que no coinciden con los pagos de Venado Country Club

La CRC también identificó casos donde las facturas tienen un monto y las órdenes de pago, otro. Algunos ejemplos:

  • Bulonera: factura por $16.640,80, pero orden de pago en efectivo por $166.400.
  • Sanitarios del Norte: factura de $286.553,99, registrada como pago de $360.043,97 (diferencia: $73.490).
  • Casa Fernández: pagos realizados por transferencia bancaria, pero otros triplicados en efectivo. Total en efectivo detectado: $2.097.106,89.

El patrón: efectivo sin control

Gran parte de estas diferencias aparecen en operaciones hechas con pagos en efectivo, método que reduce la trazabilidad y dificulta las auditorías posteriores. En muchos casos, no hay orden de compra previa, no hay remito ni acta de recepción del bien adquirido.

Este esquema permite:

  • Inflar montos sin justificación
  • Pagar bienes inexistentes
  • Simular compras que no se entregan
  • O directamente derivar fondos a cuentas informales

¿Quién controla estas compras?

La respuesta es simple: nadie.

  • No hay un sistema de control cruzado entre tesorería, administración y área contable.
  • No hay niveles de aprobación definidos por monto.
  • No hay una base de proveedores homologados.
  • No hay actas que documenten la aprobación de grandes gastos.

Esto permite que las compras se realicen por fuera de todo circuito institucional. Una gestión invisible, con dinero visible.

El impacto acumulado

Estas diferencias, si bien pueden parecer aisladas, generan un impacto acumulado millonario. Solo en los casos detallados, la suma asciende a más de $5 millones en sobreprecios o pagos sin justificar. Si se suman todas las compras del año bajo esta modalidad, el desvío podría ser mucho mayor.

Más allá del impacto económico directo, esta situación debilita la confianza en la administración. Cada vez que una factura no tiene respaldo, cada vez que un monto es inflado sin explicación, la legitimidad de las decisiones se desmorona.

¿Cómo prevenir estas maniobras?

  1. Exigir que todas las compras se realicen bajo licitación pública interna, con al menos tres presupuestos.
  2. Establecer un sistema digital de órdenes de compra que no permita pagos sin aprobación previa.
  3. Auditar trimestralmente todas las compras con participación vecinal.
  4. Registrar cada ingreso de bienes con firma de recepción.
  5. Prohibir el uso de efectivo para pagos mayores a un monto determinado.
  6. Crear un comité de control interno con vecinos y profesionales externos que supervise las operaciones.

Transparencia o desconfianza

La confianza de los vecinos no se pierde de un día para el otro. Se erosiona con cada compra sin justificar, con cada factura que no coincide, con cada peso que no puede explicarse.

No se trata solo de una mala gestión. Se trata de una forma de administrar que no rinde cuentas, no responde y no mejora.

Cada vecino tiene derecho a exigir que su dinero se use con criterio, honestidad y responsabilidad. Porque cada peso malgastado es un peso que no vuelve, y un derecho que se vulnera.

Un llamado a la acción

La única manera de recuperar el control es exigirlo. Con documentos, con procesos claros y con participación activa de quienes sostienen este Country con su aporte mensual.

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