Una obra de infraestructura como el pavimento del Country Club El Venado debería ser sinónimo de mejora para la comunidad. Sin embargo, lo que debería haber sido una inversión planificada y controlada se transformó en una nebulosa administrativa que arrastra millones sin respaldo contractual ni contable.

Según el informe de la Comisión Revisora de Cuentas (CRC), la obra de pavimento adjudicada al proveedor CONCIC implica un contrato de $124.000.000. Pero hay un detalle que lo cambia todo: ese contrato firmado no aparece por ningún lado.

Anticipos millonarios sin rastro documental

Los pagos comenzaron con un anticipo en dos partes:

  • USD 40.000 en efectivo
  • $11.832.495 desde caja

Ambos salieron del sistema financiero del Country, pero no figuran como gasto ni en la cuenta corriente provista a los vecinos por Redconar. Es decir, salió el dinero pero no quedó reflejado para quienes aportan mes a mes.

Más pagos sin respaldo

Se informa que se hicieron pagos por un total de $37.698.599,95, pero en la cuenta corriente de CONCIC solo figuran $10.031.815,68. La diferencia de más de $27 millones no puede ser explicada con facturación ni certificados firmados.

El arquitecto responsable solo posee algunos certificados de avance de obra sin firma válida. Ni en administración ni en el legajo de obras se encuentra documentación que respalde la ejecución real de lo pagado.

¿Dónde está el contrato?

Este es el dato más inquietante: no hay contrato firmado visible ni en archivo físico ni en los sistemas del country. ¿Cómo se puede realizar una obra de más de $100 millones sin un contrato formal, sin cronograma de avance, sin penalidades pactadas ni validación profesional?

Dinero de todos, manejado en las sombras

La gravedad del caso es doble:

  1. Se está utilizando dinero aportado por todos los vecinos para realizar pagos sin documentación adecuada.
  2. Se está exponiendo al Country a posibles reclamos judiciales en caso de conflicto con el proveedor, porque no existe un marco legal que los regule.

Este no es solo un problema de falta de papeles: es una gestión sin profesionalismo, sin transparencia y sin respeto por los principios básicos de la administración responsable.

¿Quién autorizó estos pagos?

La falta de trazabilidad impide saber con certeza quién dio la orden de avanzar con estos pagos y bajo qué condiciones. Lo que sí es claro es que no hay controles cruzados, no hay niveles de aprobación definidos y no hay rendición de cuentas real.

La trampa de las obras sin control

Cuando se encaran obras de esta magnitud sin mecanismos de control ni supervisión técnica y financiera, lo que debiera ser una mejora para la comunidad termina siendo un problema mayor. Gastos sin control, posibles sobreprecios y la imposibilidad de hacer un seguimiento correcto de los avances.

¿Cómo se soluciona?

Es urgente implementar un sistema estandarizado para todas las obras del Country:

  • Contratos firmados y archivados de forma digital y física
  • Certificados de avance validados por profesionales independientes
  • Rendición mensual pública de las obras en curso
  • Auditoría externa obligatoria para proyectos mayores a $10 millones

Estas medidas no solo previenen el descontrol, sino que fortalecen la confianza entre los vecinos y quienes gestionan sus aportes.

Un llamado a la acción

Necesitamos obras, sí. Pero necesitamos que se hagan bien. Con contratos firmados, presupuestos aprobados, cronogramas públicos y responsables identificables.

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