«El cerebro sólo aprende si hay emoción»

 

Para Francisco Mora, la clave no está en fomentar las emociones en el sala, sino en enseñar con emoción. Por eso, un “profesor excelente es con la capacidad de transformar cualquier concepto, inclusive de apariencia ‘sosa’, en algo siempre interesante”.

Durante su trayectoria profesional, Francisco Mora ha alternado su tarea como docente —es, además de doctor en Medicina y Neurociencia, catedrático de Fisiología en la Facultad Complutense de Madrid y instructor adscrito de Fisiología Molecular y Biofísica en la Facultad de Iowa, en Estados Unidos— con la de investigador (en España y Estados Unidos) y la de divulgador. Tanto en sus charlas, como en sus artículos y libros, se enfoca más que nada en el desempeño del cerebro, en cómo aprendemos y la predominación que tienen las emociones en este desarrollo. El objetivo: arrimar los adelantos de la neurociencia al público.

¿Cómo aprende el cerebro?

Estudiar es un desarrollo que ya viene planificado genética-mente en el cerebro de todos los organismos. Es la base de la supervivencia del sujeto y de la clase, como lo puede ser comer, beber o nuestra sexualidad. Estudiar y memo-rizar en su esencia significa llevar a cabo asociaciones de eventos que generan cambios en las neuronas y sus contactos con otras neuronas en redes que se alargan durante mu-chas áreas del cerebro. Y, en su esencia, todos los cerebros utilizan los mismos mecanismos neurales de estudio.

Y, en la situacion preciso de un niño, ¿cómo aprende?

Un niño empieza a estudiar desde el mismo instante del nacimiento, si no antes. Aprende en los primeros años a través de esos mecanismos básicos que son la imitación, la atención compartida y la empatía, como explico y coloco ejemplos en uno de mis últimos libros ‘Neuroeducación: sólo se puede estudiar aquello que se ama’.

 

¿Qué papel juegan los padres y los docentes en el estudio de un niño?

Un papel trascendente, más que nada en el estudio de va­lores y normas. Los padres, con su lenguaje, su conducta y, con ella, el respeto a algunos valores y normas, moldean, cambian la composición física y química del cerebro del niño de una manera determinante y, por consiguiente, su futura conduc­ta. El maestro, terminantemente, colabora en ese desarrollo de forma fundamental.

Este texto, y el informe de las Comunidades de Estudio, etc, son resúmenes de los contenidos que publicamos en el Número 21 de la Revista Educación 3.0 impresa, correspondiente a invierno 2016. Para lograr leerla completa es exacto suscribirse: podéis llevarlo a cabo como centro o como especial llamando por teléfono (91 547 00 95) o a través de la página web. 

Francisco Mora ofreció una charla en SIMO EDUCACIÓN 2017. ¡Te invitamos a escuchar sus reflexiones!

 

 

«El cerebro sólo aprende si hay emoción» by Partycology.com

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